Idea Vilariño. Uruguay
(Montevideo, 1920 – 2009) Poetisa uruguaya. Su poesía recibe un doble -y complementario- impulso de creación: de un lado la muerte y, de otro, el amor. De su obra destacan La suplicante (1945), Paraíso perdido (1949) y Nocturnos (1955; edición aumentada en 1976). Tras su recopilación Poesía (1970), publicó, con prólogo de Mario Benedetti, Poesías de amor (1972). De su labor crítica destaca Las letras de tango (1965).
Profesora y catedrática de letras, Idea Vilariño fundó junto a Manuel Claps y Emir Rodríguez Monegal la revista Número, que dirigió entre 1949 y 1955, y escribió trabajos especializados sobre la poesía de Antonio Machado, Julio Herrera y Reissigy otros. Ejerció asimismo la crítica literaria en revistas nacionales y extranjeras, como Clinamen, Marcha y Brecha, entre las primeras; y Plural, Texto Crítico y Casa de las Américas entre las segundas.
Su obra, de singular sensibilidad, tiene como ejes temáticos el amor, la soledad y la muerte. El núcleo central de su poesía está en la lúcida certeza del sin sentido de la vida, de la presencia de la muerte desde el instante en que se empieza a vivir. Los versos de Vilariño, notables por su autenticidad, tienen puntos de contacto con las letras del tango, que la propia autora estudió. En 1945 publicó su primer poemario, La suplicante, cuyo despojado lirismo, carente de toda retórica, sería una contribución esencial para la superación de la herencia modernista en la poesía uruguaya. Con Cielo, cielo (1947) se lanzó a una experimentación cercana a la estética vanguardista, con un mayor hermetismo y ruptura de la sintaxis. Posteriormente publicó Paraíso perdido (1949), Por aire sucio (1950), Nocturnos (1955), Poemas de amor (1958), Pobre mundo (1966) y No (1980). En 2003 publicó la antología En lo más implacable de la noche, por la que en 2005 obtuvo el premio de poesía José Lezama Lima concedido por Casa de las Américas (Cuba). En su labor crítica atendió fundamentalmente al análisis de la poética popular rioplatense (Las letras de tango, 1965) y a la problemática del ritmo en la poesía, como en sus libros La rima en Herrera y Reissig (1955) y Conocimiento de Darío (1988), este último dedicado al nicaragüense Rubén Darío.